Muchas veces en mi vida me puse a pensar si no vivimos en un sueño y nuestra realidad no existe….
Esta noche me fui a mi cuarto y me tumbe en la cama como acostumbro, metida entre mis almohadas y bajo las cobijas. Después de un rato de estar en la cama soñando despierta, me di cuenta que el frío era lo que no me permitía dormir, tome una cobija que colocaba en casos de emergencia a los pies de mi cama y la uní a las que ya tenia encima, en ese momento el sueño me llevo por caminos extraños pero conocidos.
Sabia que estaba soñando, no era un sueño extraño, era algo familiar como de esos sueños que recuerdas que alguna vez tuviste, pero con otros factores o protagonistas.
El lugar donde me encontraba no me tomo por sorpresa, no lo conocía, pero a pesar de ser un lugar horrible a la vista, me parecía encantador. Sus edificios se alzaban sobre mí, y oscurecían las calles de piedra; ¿Era una carrera lo que se estaba desarrollando en esta cuidad, tan al estilo de las películas de terror?, y si era una carrera ¿Porque yo estaba compitiendo?, es claro que odio correr aunque fuera un sueño, no me explicaba lo que sucedía.
Corrí al igual que los demás, y los pude superar, cosa que nunca sucedía en mis sueños, en ese momento fue cuando note que habían nuevas cosas; las calles eran demasiado oscuras para poder ver por donde se iba, sin embargo era de día, las paredes húmedas de los edificios hacían que el camino fuera cada vez más frío, pero yo no sentía nada, solo las ansias de la carrera y el apremio de ganar. Pase al lado de una pared donde vi un resquicio oculto y cuando mire fugazmente hacia la zona, descubrí que algo brillaba con un intenso dorado. Si quería ganar, no podía quedarme viendo lo que era, así que seguí corriendo olvidando la distracción, las calles seguían extendiéndose y la distancia era cada vez mayor, nuevas entradas me demostraban que habían caminos distintos al que yo seguía, pero no tenia motivo alguno para tomarlos, estaba segura que por donde corría era por donde debía ir para llegar a la meta.
No se cuando ni de donde, unas sombras sin rostro, completamente ocultas tras unos trapos negros empezaron a seguirme, sentía pánico y ahora la urgencia de ganar se desvanecía, en contraste con la de seguir corriendo para estar a salvo y sin miedo; de un momento a otro las sombras eran cada vez mas y no dejaban de seguirme, en cada pasillo que pasaba se unían mas y mas.
En un momento sentí el agotamiento que no había experimentado en todo lo que llevaba de carrera, pero las sombras no disminuían su marcha, y no podía dejar de correr; no se cuando mis piernas dejaron de responder y aunque hacia lo posible por correr más rápido, el borrón de paredes que eran por la velocidad que llevaba, se convirtió en claros bloques de piedra de los cuales brotaban hermosas plantas, para mi desgracia comprendí que estaba corriendo mas despacio y no mas veloz en comparación con el esfuerzo que esta realizando.
Las sombras me atraparon, no hubo nada que hacer, nunca sentí tanto terror en mi vida, pero fue demasiado fugaz para comprender, fue como si alguien le hubiera puesto reiniciar a la carrera de un video juego y me vi nuevamente al inicio. La diferencia es que sabia lo que estaba haciendo y comprendí que no estaba sola, habían personas que me apoyaban, auque no sabia quienes eran sentía su apoyo y su cariño y me di cuenta que yo también los apreciaba.
La carrera tomo nuevamente su curso y era como si no hubiera corrido todo lo que corrí anteriormente, no estaba cansada, el agotamiento se desvaneció igual que las sombras, tome nuevamente la delantera de la carrera sin dificultad, la carrera transcurrió igual que la vez anterior, observe el resplandor dorado, y luego me di cuenta que las sombras reaparecerían y así lo hicieron, y nuevamente el esfuerzo en el oscuro callejón no valió la pena, me atraparon de nuevo. La carrera reinicio y las sombras se fueron, la carrera siguió el mismo rumbo un par de veces más. A la quinta vez que la carrera reinicio ya no corría sola, había un chico rubio de cara aniñada, ojos azules y piel bronceada, sabía que lo conocía y que lo quería, aunque nunca en mi vida lo había visto, era mi respaldo, mi acompañante, mi amigo. Cuando pasamos por el único inicio de color del callejón decidí detenerme pues estaba segura que las sombras me atraparían dentro de poco, y la curiosidad me comía por dentro al no saber que era el brillo dorado que se extendía, el chico se detuvo conmigo y nos adentramos en el hoyo donde se encontraba el color. Fue asombroso encontrar oro y joyas brillando sin luz, era una cantidad increíble, una fortuna y estaba ahí pidiendo que lo lleváramos a casa.
El chico me hablo por primera vez: -¿Que vamos a hacer con todo esto?- me quede sin habla, no sabia que decir, sin lugar a dudas no tenia dueño, y dicen que lo que uno se encuentra no hay de que devolverlo, es de uno, tu no lo robaste lo encontraste.
-No se- le solté entre susurros, aunque habíamos sacado tanta ventaja en la carrera que aun no nos alcanzaban los otros competidores y no había nadie en el callejón- me imagino que llevarlo a casa, pero si ven que lo llevamos trataran de quitárnoslo-
El chico sopeso lo que le decía y una hermosa hilera de dientes blancos se mostró tras mostrar una preciosa sonrisa de complicidad, -las personas están en la carrera, no se van a dar cuanta de lo que llevamos, saldré por un callejón diferente y aquí nadie vio nada-, me pareció de maravilla la idea, no necesitaba que el corriera junto a mi, yo tenia que terminar la carrera, pero el no, rompió el hilo de mis pensamientos cuando de pronto me dijo –ayúdame con esto, lo llevare al bote y te espero ahí- yo simplemente asentí.
Mi mente voló cuando se dio cuenta que había llegado en un barco, lo que quería decir que estaba en una isla y a la vez me mostraba que estaba pensando, y que empezaba a razonar por primera vez. Me despedí con la mano de mi amigo y seguí corriendo, me sentí feliz cuando note que nadie había podido alcanzarnos y que seguía a la cabeza, me sentí mal cuando entendí que no faltaba mucho para que me alcanzaran las sombras, pero a mi mente llego la luz que no había tenido hasta ese instante, podía cambiar el rumbo del camino por donde corría, podía tomar otro callejón y así evitaría a las sombras, una intensa sonrisa se extendió por rostro al comprender algo tan lógico que no había hecho antes. Me desvié dos callejones antes de donde estaba segura que saldrían las sombras, estaba también segura que era una línea en paralelo por lo cual no podía extraviarme, corrí con mas ansias al ver que mi plan estaba dando resultados y una asombrosa sonrisa de jubilo recorrió mi rostro. Corrí cada vez más rápido, por los oscuros callejones que apenas filtraban una luz lúgubre que hacia el escenario más aterrador de lo que ya era. Mi mente se fijo en alcanzar la meta y salir de allí con mi amigo y nuestra fortuna, iba tan despistada que no me di cuenta que el callejón que había tomado se iba iluminado conforme iba corriendo, al parecer estaba cerca del final e iba a ganar.
Frene en seco en cuanto observe la fachada de una casa blanca de madera de dos pisos de alto y un pequeño ático que mostraba telarañas en sus ventanas, la casa tenia las tablas de madera descoloridas y pintadas con un negro de humedad, conocía el escenario, era el sitio de donde empecé a correr, pero si era así ¿De donde había salido la casa?, ¿Y la meta donde estaba?, camine un poco hacia la casa y de un pronto a otro el callejón por donde venia se cerro detrás de mi, ya no tenia opción, tenia que entrar a la casa, aunque esta me aterraba igual o un poco más que las sombras.
