No hablo hoy de un reloj de cuerda o baterías.
Hablo de un reloj de vida, de recuerdos, de experiencias.
Un reloj en el el que el tiempo no se detiene, ni se devuelve.
Un reloj donde la vida pasa ante nuestros atónitos ojos.
Me miro al espejo y aunque desearía que mis ojos no notaran la diferencia,
esta está allí, siempre presente y recordando que el mañana se acerca y el pasado no regresa.
Caminando por la calle, visualizo en mi mente los recuerdos de antaño,
las risas e ilusiones que me formule en aquellos años.
Hoy muchas de las alegrías se mantienen,
y muchas ilusiones se han rotos en esquirlas de mil colores.
Pero la vida se supone debe ser así,
con algunas altas y algunas bajas
Un vistazo al pasado me hace comprender que estoy donde debo estar,
que los golpes del pasado me han forjado para bien o para mal.
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